Preguntas de investigación
1 - ¿Qué es el desarrollo sustentable?
2 -¿De qué trata la arquitectura sustentable?
3 - ¿Qué son los materiales ecológicos?
4 - Especifica que es el ladrillo ecológico.
5 - ¿Cómo surgió la idea de este nuevo material?
6 - ¿Cómo se elabora el mismo?
7 - ¿Cuál es el costo de elaboración?
8 - ¿Qué tipos de ladrillos ecológicos existen?
9 - ¿Cuáles son sus diferencias con el ladrillo comun?
10 - ¿Cuáles son sus ventajas y desventajas?
11 - ¿Qué diseñador utiliza este material?
Justificación
Como respuesta a los problemas de contaminación del medio ambiente surge la arquitectura sustentable (también conocida como arquitectura sostenible, arquitectura verde, eco-arquitectura y arquitectura ambientalmente consciente), la cual es un modo de concebir el diseño arquitectónico de manera sostenible, buscando optimizar los recursos naturales de tal modo que minimicen el impacto ambiental de los edificios sobre el medio ambiente y sus habitantes.
La arquitectura ecológica es una nueva forma de construcción que utiliza recursos que provee el medio y materiales locales, aprovecha los beneficios que ofrece la naturaleza para ser integrados en el diseño armonioso de la estructura, considera la eficacia y moderación en el uso de materiales de construcción (primando los de bajo contenido energético frente a los de alto contenido energético), utiliza fuentes de energía renovables e implica la creación de una atmósfera interior saludable que controle ruidos y emisiones tóxicas.
La industria de la construcción consume el 50% de todos los recursos mundiales, convirtiéndose así en la actividad menos sustentable del planeta. Es por eso que este tipo de arquitectura incorpora materiales los cuales reducen el uso de energía para crear materiales nuevos, como por ejemplo los ladrillos ecológicos anteriormente mencionados.
El desarrollo sustentable
La sustentabilidad hace referencia al equilibro existente entre una especie con los recursos del entorno al cual pertenece. Según el informe Brundtland, realizado en 1987 por distintas naciones para la ONU (Organización de Naciones Unidas), es “la capacidad de satisfacer las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones” (Fernández, 2012).
Por otra parte, según la Guía local de Planificación de la agenda 21, ICLEI 1996, “la sustentabilidad es el desarrollo que brinda servicios ambientales, sociales y económicos básicos a todas las viviendas de una comunidad sin amenazar la viabilidad de los sistemas naturales, construidos y sociales de los que depende el suministro de tales sistemas” (como se cita en Sustentabilidad en Arquitectura 1, 2010). Es decir, el desarrollo sustentable está definido por tres pilares que se retroalimentan: el social, el económico y el ambiental; estos mismos deben estar en iguales condiciones, y para ello se debe tener en cuenta la incorporación de variables a la idea de desarrollo, dejando atrás los sistemas convencionales constructivos.
Según Haughton y Hunter, tres principios importantes ayudan a dar un marco conceptual para la sustentabilidad. El primero (Principio de futuro, de la equidad entre generaciones) considera que las actuales actividades no deben interferir con las necesidades y las aspiraciones futuras, el segundo (Principio de la justicia social o equidad intrageneracional) se concentra en las necesidades básicas de las generaciones actuales, y por último, el tercero (Principio de la responsabilidad trans-fronteras) implica la preocupación ambiental global amplia, cómo los impactos de la actividad humana en un área afectan y distorsionan otras, poniendo la responsabilidad primaria en los países poderosos (Evans, 2010).
A medida que aumenta el poder del hombre sobre la naturaleza y aparecen nuevas necesidades como consecuencia de la vida en sociedad, el medio ambiente que lo rodea se deteriora cada vez más. El progreso tecnológico, por una parte y el acelerado crecimiento demográfico, por la otra, producen la alteración del medio, llegando en algunos casos, a atentar contra el equilibrio biológico de la Tierra. El uso de aerosoles que dañan la capa de ozono, la tala indiscriminada de los árboles, el CO2 generado por los vehículos, el exceso de fertilizante y productos químicos, los desechos sólidos domésticos, los desagües de aguas negras o contaminadas al mar o ríos y el derramamiento de petróleo, son algunas de las causantes que atenta contra dicho equilibrio (Contaminación ambiental, s.f.). Además, entre ellas se encuentra la industria de la construcción, la cual, según determinó la USGBC (Consejo de la Construcción Ecológica de Estados Unidos) en este año, es responsable del 34% del consumo de energía mundial. Por lo tanto, surge la arquitectura sustentable (también denominada arquitectura sostenible, arquitectura verde, eco-arquitectura y arquitectura ambientalmente consciente) como una nueva forma de construcción para evitar que el deterioro del medio ambiente avance.
La construcción sustentable promueve diversos beneficios que se extienden más allá de su participación en el mejoramiento de las condiciones ambientales y mitigación del impacto ambiental, dado que representan el establecimiento de un nuevo orden de los principios básicos de diseño en todas y cada una de sus escalas. Dichos principios se fundamental en sistemas y ciclos naturales, mayor dependencia en recursos locales, particularmente para la generación, distribución y uso de energía y agua, con dimensión social y proyección a futuro (Evans, 2010).
La eco-arquitectura no resolverá por completo los problemas ambientales del mundo pero contribuirá significativamente a la creación de un hábitat humano más sostenible, otorgándoles un papel importante a todos los ingenieros, arquitectos y diseñadores para lograr el cambio a través de la utilización de materiales locales (lo cual evitará la producción de CO2 generada por el transporte, además de favorecer el desarrollo de la industria local), considerando todos los componentes (ya sea el agua, la tierra, etcétera), reutilizando y/o reciclando materiales en la misma obra o para otras construcciones, seleccionando materiales durables, logrando eficiencia energética con la elección y combinación de materiales (es decir, emplear equipos que consuman menor cantidad de energía que ofrezcan el mismo servicio), diseñando con austeridad y simplicidad (en otras palabras, hacer más con menos), proyectando con energías renovables, evitando en los procesos constructivos la generación masiva de residuos (ya sean éstos sólidos, líquidos o gaseosos), rediseñando los sistemas constructivos pensando en la mayor eficiencia de los materiales y las tecnologías u optando por la utilización de materiales ecológicos. Estos últimos ayudan a cuidar el medio ambiente y brindan un entorno saludable y sostenible que responde adecuadamente a las necesidades de los seres humanos, ya que no contienen productos peligrosos o contaminantes, y además favorecen el ahorro de energía. Algunos de ellos son proporcionados por la naturaleza (como el bambú, el corcho, el barro, la arcilla, entre otros) y otros se producen de los escombros y residuos sólidos industriales, los cuales sustituyen el consumo de materias primas escasas. Los materiales ecológicos pueden ser utilizados en cualquier tipo de construcción y producen grandes beneficios, por ejemplo: absorben la humedad, por lo que se mantienen a salvo de moho, hongos y pudrición, además son resistentes y de alta durabilidad (Martino, s.f.).
La construcción sustentable promueve diversos beneficios que se extienden más allá de su participación en el mejoramiento de las condiciones ambientales y mitigación del impacto ambiental, dado que representan el establecimiento de un nuevo orden de los principios básicos de diseño en todas y cada una de sus escalas. Dichos principios se fundamental en sistemas y ciclos naturales, mayor dependencia en recursos locales, particularmente para la generación, distribución y uso de energía y agua, con dimensión social y proyección a futuro (Evans, 2010).
La eco-arquitectura no resolverá por completo los problemas ambientales del mundo pero contribuirá significativamente a la creación de un hábitat humano más sostenible, otorgándoles un papel importante a todos los ingenieros, arquitectos y diseñadores para lograr el cambio a través de la utilización de materiales locales (lo cual evitará la producción de CO2 generada por el transporte, además de favorecer el desarrollo de la industria local), considerando todos los componentes (ya sea el agua, la tierra, etcétera), reutilizando y/o reciclando materiales en la misma obra o para otras construcciones, seleccionando materiales durables, logrando eficiencia energética con la elección y combinación de materiales (es decir, emplear equipos que consuman menor cantidad de energía que ofrezcan el mismo servicio), diseñando con austeridad y simplicidad (en otras palabras, hacer más con menos), proyectando con energías renovables, evitando en los procesos constructivos la generación masiva de residuos (ya sean éstos sólidos, líquidos o gaseosos), rediseñando los sistemas constructivos pensando en la mayor eficiencia de los materiales y las tecnologías u optando por la utilización de materiales ecológicos. Estos últimos ayudan a cuidar el medio ambiente y brindan un entorno saludable y sostenible que responde adecuadamente a las necesidades de los seres humanos, ya que no contienen productos peligrosos o contaminantes, y además favorecen el ahorro de energía. Algunos de ellos son proporcionados por la naturaleza (como el bambú, el corcho, el barro, la arcilla, entre otros) y otros se producen de los escombros y residuos sólidos industriales, los cuales sustituyen el consumo de materias primas escasas. Los materiales ecológicos pueden ser utilizados en cualquier tipo de construcción y producen grandes beneficios, por ejemplo: absorben la humedad, por lo que se mantienen a salvo de moho, hongos y pudrición, además son resistentes y de alta durabilidad (Martino, s.f.).
El ladrillo ecológico
Entre los materiales ecológicos se encuentra el “ladrillo ecológico”, el cual es un buen aislante de frío y de calor exterior, por lo que permite significativas disminuciones de costos en el mantenimiento térmico de viviendas y edificios, y principalmente gasta menos energía. También es económico, resistente a los agentes naturales, durable y capaz de soportar cargas muy pesadas (Parnisani, 2014).
Por otra parte, el ladrillo ecológico es similar en tamaño y textura al ladrillo convencional, con la diferencia de que este último es perjudicial para el medio ambiente ya que para su fabricación se requiere alcanzar temperaturas muy elevadas con el uso de combustibles, que al quemarse liberan a la atmósfera CO2. Es por ello que las ladrilleras deberían estar ubicadas lejos de casas o barrios, ya que pueden provocar enfermedades respiratorias o dermatológicas (Contaminación ambiental de la fábrica de ladrillos, 2008).
Henry Liu (presidente de la compañía Freight Pipeline), ha estado trabajando desde 2004 en el desarrollo del ladrillo ecológico con el apoyo del programa de Investigación para la Innovación en Pequeños Negocios (SBIR) de la Fundación Nacional de la Ciencia (Follow the “Green” Brick Road?, 2007). Cada año, aproximadamente 25 millones de toneladas de ceniza fina, que son provenientes de las plantas generadoras de energía, las cuales funcionan a base de carbón, se reciclan de manera permanente, convirtiéndose en aditivos para materiales de construcción tales como el hormigón, pero existen 45 millones de toneladas que pasan a formar parte de la basura. Los ladrillos ecológicos son un modo de aprovechar parte de la ceniza fina, al fabricarlos a temperatura ambiente se conserva energía. Además son más baratos de producir, más ligeros y manejables para el trabajador, agilizando el tiempo de construcción y disminuyendo los gastos (Follow the “Green” Brick Road?, 2007).
Pero no solamente existen los ladrillos de ceniza de carbón, sino que también están los ladrillos fabricados con cáñamo, los cuales aíslan la temperatura exterior, por lo que el gasto de energía en aire acondicionado y calefacción es menor. A pesar de aparentar fragilidad, su dureza es semejante a los ladrillos convencionales, y es utilizado por muchas empresas españolas. Hace nueve años, la arquitecta alemana Monika Brümmer montó en Guadix (Granada, España) la empresa Cannabric, donde fabrica artesanalmente ladrillos de cáñamo formados por fibras vegetales de cáñamo industrial, cal hidráulica natural y una mezcla de minerales, además de tierra procedente de las cuevas de Guadix. La arquitecta anteriormente mencionada establece que “el costo de material es algo más elevado que en la construcción habitual, pero es un costo que se amortiza en pocos años con el gran ahorro energético que conlleva su empleo" (Ladrillos de cáñamo, 2008).
Padre del movimiento sustentable
El arquitecto y diseñador industrial argentino Emilio Ambasz (1943), nacido en Resistencia (Chaco), es autor de célebres edificios alrededor del mundo, diseñador de varios productos exitosos y considerado el padre del movimiento sustentable. Trabajó en el estudio de Amancio Williams, estudió en la Universidad de Princeton (Estados Unidos), donde obtuvo su Master en Arquitectura, fue profesor y logró convertirse en curador del Departamento de Arquitectura y Diseño del Museo de Arte Moderno en Nueva York (MoMa). Luego, en 1976, comenzó a estudiar diseño industrial (Deboy, 2014).
Algunas de sus obras más destacables son: La casa de Retiro Espiritual ubicada en Andalucía, España (diseñada en 1975 y situada en una colina con vistas a un lago); el Fukuoka Prefectural International Hall ubicado en Japón (formado por varios niveles, los cuales contienen jardines para meditación, relajación y escape de la congestión de la ciudad, mientras que la terraza superior se convierte en un gran mirador hacia la bahía de Fukuoka y las montañas circundantes); la Banca degli Occhi, la cual es un establecimiento médico dedicado a investigaciones oftalmológicas ubicado en Venecia. Este último, posee dos muros que crean un espacio triangular, el cual define una serie de terrazas en cada piso.
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